PILA BAUTISMAL DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL DE VILLAMIEL DE MUÑO


Sin salir de Alfoz de Burgos podemos encaminar nuestros pasos a Villamiel de Muño que dista muy pocos kilómetros de la ciudad. Para llegar a esta localidad nos podemos dirigir desde Burgos por Villagonzalo Pedernales hasta Albillos. Allí desviarse a la izquierda hacia Villamiel.
La pila bautismal, es el único vestigio de época románica que conserva esta sencilla iglesia, dotada de un hermoso patio y mimada por la vecindad. Es un edificio gótico con añadidos renacentistas y barrocos. El templo todavía conserva entre sus tesoros la magnífica joya de su pila bautismal. Ahora está ubicada en la cabecera de la Iglesia junto al altar al lado del Evangelio, aunque su lugar más propio sería a los pies de la iglesia.
Se apoya en una base circular. Sobre ella destaca una especie de vaso o cáliz cónico donde encontramos esculpidos quince arquitos de medio punto, propios del románico; los fustes son torneados. En los arcos se distribuyen unas imágenes bien trabajadas que representan diversos seres animales y humanos. Estas figuras se adornan y rematan con finos capiteles de tema vegetal. En la parte superior de la pila encontramos una rica decoración que se conoce en el arte románico como la técnica del sogueado y que se corona con una orla en su borde superior. La ornamentación de la de Villamiel es similar al de las iglesias aledañas de Albillos y Cayuela. Las pilas bautismales de estos templos se atribuyen a los artesanos o artistas del segundo taller de Silos. Los asuntos de estas pilas están cargados de trascendente simbolismo y espiritualidad. Las representaciones de Villamiel las podemos distribuir en dos secciones: escenas religiosas y escenas profanas.


ESCENAS RELIGIOSAS
En los primeros arcos vemos representada la escena de la Anunciación con la Virgen María y el Arcángel San Gabriel adornado con una rizada cabellera. Cada figura está cobijada dentro de un arco de medio punto. María está de frente vestida con manto, túnica y velo en actitud recogida y sumisa con las manos delante de su pecho, en un gesto que ya nos es familiar, mezcla de saludo y estupor ante el anuncio del mensajero de Dios. Ella ha sido elegida. ”Bendita tú entre todas las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre: Jesús”. María es imagen de la Iglesia fecunda y virginal que hace posible el alumbramiento espiritual, la “nueva vida” del bautizado.
A la derecha está el Arcángel un poco girado hacia ella y sonriendo al espectador, señala a la Virgen con el dedo índice de su mano diestra, en la otra mano sujeta un cetro o vara rematada en flor muestra del poder divino y que le identifica con el enviado de Dios.
En los siguientes arcos podemos ver representados a seis apóstoles entre los que identificamos a San Pablo calvo y a San Pedro portando las llaves del paraíso. Las actitudes de las figuras de los apóstoles son variadísimas. Cuatro de ellas portan libros sagrados en sus manos. Una de ellas sostiene una filacteria (cinta), otra muestra la palma de su mano derecha y recoge con la izquierda un pliegue del manto.
Antes de seguir con la descripción de las siguientes escenas conviene subrayar la belleza singular de todas las figuras que sin llegar alcanzar la perfección de las imágenes del primer maestro de Silos, .pues siguen estando impregnadas de cierta rusticidad. Mantienen una ordenación de volúmenes y proporción entre las partes y el todo. Es decir, la armonía está dignamente conseguida. Es obligado resaltar un portentoso realismo como se puede apreciar en las túnicas y posturas de los personajes bíblicos.


ESCENAS PROFANAS
La figura del rey
Bajo otros dos arcos vemos a un rey a caballo. Su rostro se nos muestra con bigote y pequeña barba, viste con sencillez y se ciñe sobre la frente la corona regia. Está sentado en su caballo, alzando con una mano la espada y en la otra un escudo protector. Para que no nos falte sensación de movimiento el animal parece trotar y está representado con todo lujo de detalles: cabezada, silla de montar y hasta una especie de manto que va engalanado con cenefas. Todo de acuerdo con la categoría del jinete que lo monta. El rey es símbolo de la Justicia una de las cuatro virtudes cardinales, atribuida al rey por ser el representante o vicario de Dios en la tierra. Los reyes en la Edad Media eran los servidores y ministros de Dios y estaban obligados a defender a su pueblo de los enemigos de la fe.
La figura del caballero guerrero
También dentro de dos arcos aparece un caballero guerrero en combate contra un león. Viste pantalones por debajo de la rodilla, lleva un bonete cónico gallonado y un escudo; en la mano derecha porta una espada con la que golpea a un león que está pisando con la pata el escudo de su oponente. La figura del caballero guerrero es muy abundante y sugerente en la escultura románica. Es frecuente su presencia en los capiteles de las portadas, en los arcos triunfales, en los canecillos, es decir, en los lugares más visibles, pero es raro ver su representación en una pila bautismal. No es difícil dar con el simbolismo de esta figura. El neófito por el bautismo es de algún modo investido como caballero de Dios, está obligado a dar testimonio de su fe y a defenderla frente a sus adversarios. La escena del caballero luchando contra el león rampante es como la continuación de la del rey a caballo.
Figuras del centauro, la sirena y el dragón
En los siguientes arcos se nos ofrece un deteriorado centauro, que apunta con su arma a la otra figura, una sirena-ave de cuerpo de reptil, pezuñas de cabra, rostro de efebo o mujer. La sirena representa la seducción y el pecado sexual. Y aunque el centauro representa generalmente la fuerza incontrolada y la violencia, en este caso tiene un significado positivo lanzando su flecha contra la lujuria. El último arco lo ocupa un dragón de cuello largo contorsionado hasta morderse una pata, mientras con la otra pisa su larga cola. El dragón en la iconografía cristiana está asociado al demonio que es vencido por el bautismo.
En la primera parte las escenas de la Anunciación, el rey y el guerrero luchando contra un león significan el don positivo que aporta la gracia del bautismo. En la segunda serie del centauro, sirena y dragón representan el lado negativo y maléfico del pecado y el vicio.
La pila bautismal de Villamiel no puede ser más completa. No se puede decir más con menos y en un espacio tan reducido. En un lado nos ofrece el misterio de la Anunciación y a María virgen y madre acompañada de los apóstoles como símbolo de la iglesia triunfante. En la otra galería de arcos, se nos brinda la iglesia militante: al rey y al caballero guerrero, que son una alegoría de lo que debe ser el buen cristiano. Una persona noble, valiente y diligente…
Los canteros de esta zona del Alfoz de Burgos en las iglesias de Villamiel de Muño, Albillos, Cayuela estaban realmente inspirados y creativos. Podemos decir que eran verdaderos artistas y extraordinarios artesanos. Contribuían con su bella decoración, distribución ordenada de las escenas para que las gentes analfabetas de estos pueblos llanos y sencillos se formaran en la Fe. Su iglesia, sus retablos, y en especial su pila bautismal eran un
catecismo abierto donde podían apreciar el amor, el bien y la virtud y odiar el mal y el pecado. Sabemos que una de las principales intenciones de estas representaciones iconográficas no eran puramente artísticas sino didácticas. A Dios se llega por el camino del bien practicando las virtudes, amando las bellezas y encantos que la naturaleza y el arte nos ofrecen. A los múltiples tesoros que encierran estas iglesias humildes se les pueden aplicar estos versos:

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura
”.
(Estrofa del Cántico espiritual de S. Juan de la Cruz)

Autor del artículo: Andrés Torca Castrillo
Villamiel de Muñó, Mayo, 2024