Localidad de Castil de Lences
Castil de Lences surge en los últimos años del siglo IX en el gobierno del conde Diego Rodríguez, reconquistador de Poza y de Pancorbo y fundador de Burgos (año 884). Tras la fundación de Poza de la Sal, que tenía un gran valor añadido, necesitaba asegurarla y por ese motivo levantó castillos en zonas como Cornudilla, en Rojas, en Poza y a su lado oeste, a menos de una legua, siguiendo la base del Páramo, en un lugar escondido y abastado de aguas. También en Castil de Lences levantó un castillo a cuya sombra se establecieron y labraron sus campos algunos vecinos. Al sitio se le llamó Castillo, castellum, Castriello, Castriel, y finalmente Castil.
Castil es mencionado por primera vez en el año 1011 en un documento que cita el conde Don Sancho a favor de su monasterio predilecto de San Salvador de Oña, que había fundado pocos meses antes. Don Sancho dona a San Salvador de Oña la villa de Llano de Bureba, que antes se llamaba Solas, y al señalar sus términos se refiere a San Vicente de Castriello de Lences. Castil, ya apellidada de Lences para evitar confusiones con otras villas burebanas como Castil de Peones, Castil de Carrias... En esos momentos la villa estaba bajo la autoridad del “tenente” del alfoz de Poza.
La segunda vez que aparece citada es en un documento de San Millán de la Cogolla fechado en el año 1068 y que hace referencia a una donación realizada por el noble Aznar Sánchez al monasterio riojano. Por otro lado, en el año 1100 don Ruy Salvadores, de la familia de los condes de Bureba, y su compañero, conocido con el nombre de Echavida, donan al mismo monasterio los bienes que poseen en Castil de Lences. Mencionan casas, tierras, viñas, frutales, pastos, montes, fuentes y molinos. Siete años más tarde, en el año 1107, doña Mayor, una piadosa dama que “quiere ganar la vida perdurable”, regala al abad de San Salvador de Oña su hacienda en Castil de Lences, consistente en casas, tierras, viñas, solares, huertos y molinos.... Todos estos pergaminos revelan que Castil de Lences era lugar donde las familias de cierta capacidad y los nobles invertían sus dineros. La abadía de Oña, como resultado de estas ofrendas, se convirtió en el primer propietario de suelo en la villa, que también estaba afectada por la preponderancia salinera de Poza. Así lo demuestra la presencia del concejo de Castil de Lences en unas importantes escrituras firmadas en el año 1181 sobre unas compraventas en Poza. Asiste al acto todo el consejo de Castil de Lences aunque solo firman tres vecinos y el señor cura.
No acaba aquí la historia del Monasterio de Oña; éste prefería arrendar las fincas a explotarlas directamente en aquellos pueblos en los que no tenía jurisdicción civil. Así en el año 1201 el abad de San Salvador de Oña arrienda al matrimonio Martín Burebano y Eugenia una serie de fincas por las que deben pagar cada año dos “tablas” de cebada y una de trigo, cuatro octavillas de ovejas..., esta hacienda la pueden transferir a sus hijos pero no se puede dividir.
Todo este movimiento económico refleja la vida de una villa perfectamente conformada; el castillo había perdido su razón militar con el alejamiento de la frontera árabe, y los vecinos se aplicaron pronto en el alzamiento de una iglesia parroquial según el gusto del siglo XII; se trata pues de un templo de estilo románico y está dedicado a Santa María. Castil de Lences vivió en paz y prosperidad el primer medio milenio de su historia, entre los siglos IX y XIII. Pero la fluidez de la vida provocará en el siglo XIII, concretamente en el año 1282, un cambio fundamental para el consejo de Castil de Lences merced a la voluntad de doña Sancha de Rojas, viuda de don Gonzalo López de Arciniega y perteneciente a las emergentes y poderosas familias de los Rojas y los Velasco. Era una época de gran espiritualidad cristiana, pero se estaban adoptando nuevas formas en las llamadas Órdenes Mendicantes. Doña Sancha eligió un lugar apartado y bucólico de Castil de Lences para la fundación de un monasterio de monjas de San Francisco o de Santa Clara. Desglosó de su amplia hacienda un lote importante y sobre el inservible castillo levantó el monasterio. Cuando todo estuvo concluido solicitó a las Hermanas Clarisas de Burgos el envío de varias religiosas para cimiento y ejemplo de la nueva comunidad, y así llegó desde Burgos la primera abadesa, doña Gracia López de Callón. El solemne acto de entrega del monasterio tuvo lugar en el año 1282 con la asistencia de nobles, autoridades y pueblo. Todos reunidos en la iglesia de Santa María se leyó un pergamino en el que se narraba la generosa y entera donación de bienes que doña Sancha hacía a las Clarisas para que cumplieran su voluntad de alabanza divina y de alivio de las almas, y de paso para que el linaje de la señora ( de la familia de Los Rojas) nunca fuera maldito. La obra de doña Sancha fue admirable, durante más de siete siglos han vivido juntos el monasterio y el concejo de Castil de Lences, una villa que siguió siendo de realengo, con su propia autoridad y administración civil hasta que, la obligada concentración de ayuntamientos le unió al de Poza de la Sal. Pero siete siglos de andadura común han influido mucho en el intercambio social y religioso de vecinos y monjas.
Por otro lado, el concejo de Castil de Lences era uno más de la merindad de la Bureba y de la cuadrilla de Rojas. En el año 1843 era una villa con 58 casas y 33 vecinos, que sumaban 118 almas, y contaba con ayuntamiento propio. Además de la iglesia conventual, asistida durante siglos por los frailes franciscanos de San Bernardino (Poza de la Sal), funcionaba también la iglesia parroquial. Contaban con una escuela y los vecinos se ocupaban del campo cultivando principalmente cereal y viñedo.
Localización
Información General
- Municipio:
- Poza de la Sal
- Zona turística:
- La Bureba
- Distancia a la capital:
- 41 km
- Partido judicial:
- Briviesca
- Junta Administrativa:
- CASTIL DE LENCES